domingo, 23 de octubre de 2011

VietNam

Estuve en Marruecos antes de venirme a Asia, pero como en lo personal el viaje no pudo ir peor... mejor no contarlo y pasar directamente a Vietnam.


Hace dos años que vine por primera vez a Hanói y aunque algo ha cambiado, la ciudad sigue igual. Las motos son el icono característico de la capital, aunque ahora el número de coches se ha multiplicado bastante, pero las motos siguen reinando...



Y la gente... pues para mí igual. Es uno de los países donde siempre había tenido ganas de estar y que no me ha defraudado. Los vietnamitas son acogedores, simpáticos, alegres, tranquilos, caóticos, peculiares y únicos.


Sigue habiendo puestos por la calle en los que te pesan, en los que se venden ofrendas para los templos y pagodas donde se va a rezar, puestos de comida y bebidas ambulantes, juguetes, globos, golosinas, fruta...


La gente tiene tiempo de sentarse en el lago a pensar, a hablar... yo hacía eso cuando conocí a Pepe, salir a la calle y hablar sentados en un banco, en la playa, en un parque... ahora lo hacemos por Whatsapp... y sí que es más cómodo, pero cuando veo esto a veces quisiera que las cosas fueran más lentas, disfrutar más de la compañía y no depender tanto de los teléfonos y ordenadores.


Y es que conozco a poca gente que haya visitado Vietnam y haya vuelto como si nada, indiferente... es otro mundo, otro orden, otro ritmo, y nada parecido a viajar por Europa. Es como viajar atrás en el tiempo pero a uno que yo no he conocido donde se hace lo que se quiere o se puede pero sin estar siempre pendiente de cómo nos van a juzgar...



Poco más, yo me llevo muy buenos recuerdos y mejor sabor de boca de ver que aún quedan lugares que conservan sus costumbres y que conservan todo su encanto.


Y de aquí a Singapur...

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