martes, 15 de noviembre de 2011

Guangzhou y Hong Kong

Hace ya tres años que me marché de Guangzhou, y cuánto lo he echado de menos! Y es que allí me fui con apenas 25 años cumplidos y salí un poco más madura, sabiendo defenderme por mí sola en casi todos los aspectos de la vida y lo más importante, con una mente más abierta, más hecha a entender a los demás, a otras culturas, a otras razas, en definitiva, a otras personas. 



Y es que China me trae muy buenos recuerdos, Guangzhou, donde estuve sola, y Beijing, donde empezó mi vida en común con Pepe. Su gente, sus ciudades, sus costumbres, su comida, únicos! Y es que en China pasa que es sábado, 35 grados de temperatura, una humedad del 80%, y la gente sale a subir una montaña a las 12 del mediodía... riendo, con música, comiendo, con sombrillas para cubrirse del sol... y tras andar casi 20 kilómetros, algunos marcha atrás y cuesta arriba, aún les quedan ganas de pararse a bailar o a jugar con los niños.



Para mí, envidiable, yo iba muerta y en lo último que pensaba después de cuestas y escalones era en ponerme a bailar o montar a alguien a coscaletas para jugar, pero es que los chinos rompen esquemas...


Y luego está Hong Kong, mezcla de lujo y ruinas, de gente rica y pobre, de extranjeros y asiáticos, es el sitio donde hay gente tomando copas sin parar mientras hay delante suya gente que no tiene ni para dormir ni para comer y que lo hace entre basuras... y no es en sentido figurado lo que digo...



Este hombre estaba sentado en Lang Kwai Fong, entre cajas de basura, mientras cientos o miles de extranjeros y asiáticos gastaban yo no sé cuántos Euros en copas y en vicios varios sin siquiera percatarse de que el hombre no era una caja más... es mas, mientras echaba la foto, un hombre se me acercó y me dijo que me iba a copiar, que le chocaba ver la basura amontonada mientras la gente detrás bebía una copa tras otra, cuando le dije que no era basura lo que fotografiaba sino un hombre, me di cuenta de que la gente se fija poco...


Pero no pasa sólo en las zonas de fiesta, en las estaciones de metro también se ve gente que va con su casa a cuestas y que contrasta con los lujosos edificios y las marcas hipermegacaras que se dan cita en esta isla.


Aún así, a mí me sigue encantando esta ciudad, apenas ha cambiado en tres años, tan turística como siempre y tan variopinta como antaño! 




Pero ahora que he visitado Singapur y Hong Kong tan seguidas, Singapur es de lo mejor que he visto, en todos los sentidos, como ciudad para vivir, para visitar, para sentirse seguro, para trabajar, es un sitio único donde no hay tanto contraste como se puede ver en Hong Kong y que hace que estar allí sea mucho más cómodo, y también llamativo, por qué no, por la diversidad de culturas que se dan cita allí.

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